Reseña:

En la presente década, en América Latina, los gobiernos, las instituciones de educación superior y las organizaciones no gubernamentales con preocupaciones de orden político-étnico o de índole pedagógica, se han movilizado para ofrecer a las poblaciones indígenas o afrodescendientes mejores oportunidades de acceso a una educación superior. En ese marco, han arreciado las polémicas en torno a conceptos como lo interétnico, lo intercultural o lo multicultural, dentro de debates cuyos cauces difieren en función de los países. Con el impulso de organismo internacionales como el BID, la UNESCO, la CEPAL o de agencias de cooperación como la Fundación Ford, se han multiplicado en fechas recientes las publicaciones documentales sobre cuántos y quiénes son los estudiantes indígenas o afrodescencdientes. Este libro sitúa a una iniciativa peculiar -la impulsada por la Fundación Ford en beneficio de los estudiantes indígenas y afrodescendientes, en Brasil, Chile, México y Perú en 25 universidades- en ese contexto. Analiza, en cada una de las instituciones receptoras de ese programa, los mecanismos y estrategias movilizados para, por una parte, dar una respuesta a las deficiencias de conocimientos y habilidades padecidas por esos estudiantes y, por la otra, participar de proyectos de promoción cultural y autoafirmación étnica.