Reseña:

La privatización de los sistemas de pensiones está vinculada orgánicamente a la imposición del modelo neoliberal y a la aniquilación del Estado de la Revolución Mexicana. El laboratorio de pruebas para imponer este modelo fue la dictadura militar de Augusto Pinochet. Años después, impulsado por el Banco Mundial, El Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, el experimento se generalizó a toda América Latina. El objetivo común ha sido sustituir los sistemas solidarios de reparto por fondos individuales de capitalización. Se redujeron las pensiones, las prestaciones y las pensiones futuras, y se incrementaron los montos, los años de cotización y la edad para acceder al retiro. A casi tres décadas, el balance de las reformas es absolutamente negativo. El capital financiero hizo jugosos negocios a través de las Administradoras de Fondos de Retiro con el dinero despojado a los trabajadores. En México, en el marco de la recesión mundial capitalista y el colapso de las políticas económicas neoliberales, el fracaso del proceso de privatización de los sistemas de pensiones quedó a la vista de todos. Las pérdidas de los trabajadores se acumularon y el capital financiero siguió saqueando el ahorro de los trabajadores incorporados al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado y al Instituto Mexicano del Seguro Social. El presente trabajo se centra en el papel que desempeña la privatización de la seguridad social y en particular del sistema de pensiones del ISSSTE así como sus nefastas consecuencias para la clase trabajadora. Se abordan los orígenes y fundamentos de la aplicación de dicho sistema en Chile y el proceso mediante el cual se impuso en nuestro país, sus dimensiones jurídico-políticas y la colaboración en el mismo de las dirigencias sindicales corporativas y neocorporativas con el Estado, así como la resistencia del sindicalismo democrático.