Reseña:

Este libro se debe al azar. Murió un muy querido amigo, el gran economista Sergio de la Torre, y dejó sin dueño su columna semanal del periódico Excelsior. Lisandro Otero, otro amigo inolvidable, sugirió al director del diario que fuera yo quien lo sustituyera. y ambos me lo propusieron un buen día. Acepté, lleno de dudas, seguramente las mismas que ellos también tenían, y el 4 de agosto de 1998 se publicó mi primer Glosario. El título que escogí para la columna pone bien a las claras los temores que me asaltaban: preferí ocuparme de glosar lo que otros decían, y no más, y, en tal sentido podría haberse llamado llanamente comentarios. Me doy cuenta de que no es lo mismo ser comentarista que glosador; el comentarista se carga de responsabilidad al comentar los acontecimientos contemporáneos, mientras que el glosador circula libremente por todos los asuntos que sus lecturas le deparen. No obstante, más de una vez, éste se convirtió en aquél, y acabé en muchas ocasiones ocupándome de problemas políticos. De agosto de 1998 a mayo del 2oo6 escribí al-rededor de 435 glosas. Me doy clara cuenta de que no fueron muy leídas. El periódico empezaba a decaer abrumado por viejos y nuevos problemas políticos, económicos y personales y creo que sólo los suscriptores lo leían con sentida fidelidad hacia el gran diario que fue. No obstante, de vez en cuanto recibía llamadas telefónicas y correos electrónicos que auspiciaban mi tarea semanal. Cuando un nuevo director prescindió de mí y de otros muy respetables colegas, mi siempre cordial José Luis Martínez me sugirió que era la hora de salvar algunos de aquellos artículos.