Reseña:

En estos tiempos en que un presuntuoso e impositivo pensamiento pretendientemente único y excluyente de todo otro y reacio a toda crítica, supuesto heredero exclusivo del liberalismo, se bate en retirada, dejando tras de sí muerte y destrucción de inmensas mayorías, sorprende gratamente encontrarnos con un honesto militante y teórico de un liberalismo estoicista. Su enfoque nos ayuda a visualizar un liberalismo menos rígido, conformado en la confluencia matizada de diversas posiciones; por tanto, con reservas y posibilidades creativas. Entre esos orígenes múltiples, previos a la Revolución Francesa, encuentra líneas de pensamiento monarcómaco, libertino y antiautoritario, que confluyeron en el pensamiento liberal a principios del siglo XIX. Uno de los importantes frutos de este hurgar en el subsuelo del liberalismo es que nos deja en mejores condiciones para examinar con más cuidado las relaciones y la articulación entre libertad e igualdad, sus calidades y valoraciones que subyacen en el trasfondo de esta configuraciones ideológicas.