Reseña:

Fotografiar es escribir con la luz, otorgar un sentido personal y perenne a cada instante capturado por el ojo y traspasado a la cámara y al papel. Constituir un cuerpo de imágenes consistentes a lo largo de los años es lo que te convierte en autor. Luis Poirot, nacido el 1940, es uno de los autores fotográficos principales de Chile. Esta obra corresponde a una selección imaginada como un momento de celebración de sus 50 años dedicados a la fotografía. Son imágenes capturadas en torno a los años setenta, la mayor parte inéditas y ampliadas en el cuarto oscuro, con los rudimentos y artesanía de la fotografía analógica, por el propio autor. La elección del año 1969 como punto de partida de la exposición no es casual: representa el momento de lucidez en que el fotógrafo, bajo el impacto que le provoca la ciudad de Nueva York, afirma no sólo su vocación, sino que descubre su mirada personal. Nueva York, los paisajes andinos de Ecuador y Bolivia, y el convulsionado Chile de la Unidad Popular son el paisaje humano y físico en donde se produce ese descubrimiento. Por más de cuarenta años Poirot se mantendrá fiel a esa mirada y a un verdadero manifiesto del blanco y negro. La sopa derramada es un poco la ampliación e inmersión en uno de los capítulos del libro de 1997, La ropa tendida. La sopa derramada nos retrotrae a la memoria del Chile que se perdió -donde brillan las figuras de Salvador Allende, Víctor Jara, Pablo Neruda y sobre todo la de un pueblo pobre y esperanzado-. Es una colección de fotografías que testimonian un paisaje olvidado. Es un ejercicio de memoria. -Ricardo Brodsky