Reseña:

Volodia Teitelboim, ese gran archivista de las memorias popular y literaria de Chile, va en este libro en la búsqueda de Vicente Huidobro, un hombre que anduvo por el mundo apasionado por sus convicciones. A una década de publicado su Neruda, y dos años después de su Gabriela Mistral, pública y secreta, Teitelboim tomó nuevamente el camino de la biografía literaria y saltó a los libros, a los discursos y poemas, para trepar por la memoria colectiva y también por la memoria individual de quienes fueron, de algún modo, testigos o supieron de aquel trotamundos iconoclasta que dijo antes «No» que su nombre, y que pronunció antes «pueblo» que «artista», y que antes dijo «razón» que «clase», y que luego maldijo a la burguesía. Recuerda Volodia que, estando Huidobro en Europa, ninguna escuela -salvo el marxismo- pudo convocar por mucho tiempo la fidelidad del poeta; que, siendo el dínamo que era, sus amigos y colegas lo veían con desconcierto abandonar sus propias empresas artísticas una vez pobladas de seguidores, para salir a crear nuevas formas de decir y denunciar con poemas y palabras la crisis del arte, del mundo y del capitalismo. Es por ello que uno de esos compañeros escribió: «Junto a Vicente Huidobro no hay reposo posible. Huidobro es una invitación a la marcha infinita». Profundo conocedor de la historia relatada, pues la vivió siendo un joven y activo poeta, Teitelboim compone esta biografía, que es también una crónica literaria, política y cultural de la época revolucionaria y vanguardista en Europa y América Latina. La formación de Huidobro como poeta originalísimo, su trabajo en Europa, las generaciones literarias, las vanguardias, y la vida política y cultural chilena puestos en debate a dos manos por biógrafo y poeta.