Reseña:

La obra de Soledad Fariña ha sido una de las poéticas de mayor intensidad y poder de resistencia en el panorama de nuestras letras durante las últimas cuatro décadas. Así lo ha demostrado el carácter persistente de sus primeros tres poemarios (El primer libro, 1985; Albricia, 1988; y en Amarillo oscuro, 1994; reunidos en 1999 bajo el título La vocal de la tierra), que han venido reeditándose y ejerciendo una misteriosa atracción e influencia desde mediados de la década de los ochenta hasta nuestros días. Una obra cuya unidad y cohesión se ha extendido y ampliado en títulos posteriores como narciso y los árboles(2001), donde comienza el aire (2006), se dicen palabras al oído (2007) y todo está vivo y es inmundo (2010), y que desemboca en la escritura de Yllu, novela-poema o poema-novela que, por medio de un inmenso poder verbal, parece convocar y otorgar una vida nueva a las claves mayores y las tendencias principales de la creación poética de Soledad Fariña, encauzando la pluralidad de voces que habitaban la obra de la autora, las cuales cobran aquí la dimensión tanto de personajes provistos de narratividad como de figuras poéticas, cargadas de simbolismo, poder argumental y arquetípico, como de la sensibilidad de la experiencia en la intrahistoria de una familia que pervive en los pliegues del tiempo y el espacio. Yllu indaga, mediante los poderes convocantes de la memoria, los sutiles lazos de una herencia no material que recompone y repara la separación y la pérdida.