Reseña:

Adentrarse en Ciudades perdidas, ciudades malditas implica convertirse en un viajero que acepta arriesgarse a incursionar en los límites de lo imaginario y lo real, actualizando el pasado, atravesando su fascinante geografía sagrada que presenta una ocupación milenaria imposible de mensurar con los sistemas de mediciones convencionales. No existe el espacio sino los espacios, y el mito lo sabe. Una ciudad está perdida y a su vez perfectamente ubicada, mientras otra se encuentra ingresando en el ciclo de la maldición. La tierra las acecha con sus fauces abiertas de espacio y tiempo. Ambas están allí, concretamente; son pura presencia rodeadas por sus mandalas defensivos que constituyen complejas construcciones narrativas del imaginario local. Los restos precolombinos se convierten en anclajes reales de un relato que atestigua que el Fin del Mundo tuvo lugar en aquellos parajes del noroeste, donde el desierto que todo lo puede y todo lo invade es el amo y señor de la memoria. En este libro Marcelo Valko explora la búsqueda primigenia emprendida a lo largo de la historia detrás de ciudades, reales o no, que por diversos motivos atrajeron a los hombres que atravesaron América y que aún hoy siguen ejerciendo una definida fascinación en nosotros. Tanto da que la Ciudad Perdida albergue riquezas, juventud eterna, sexo, el paraíso de leche y miel o la Tierra sin Mal; indefectiblemente, supone la búsqueda de completud.