Reseña:

La llamada hechicería suscita, por lo general, referentes, imágenes y significados negativos, toda vez que se le menciona en castellano y, por extensión, se le vincula a un cúmulo de perversiones evocadas por el demonio de la cosmovisión cristiana. Se trata de una malversación ideológica producto de la implantación en América de ideas prejuiciosas y arquetipos teológicos de origen medieval, que la evangelización colonial llevó a cabo en el pensamiento mágico-religioso de los pueblos mesoamericanos, resultando en la satanización de las deidades prehispánicas y de sus sacerdotes o especialistas rituales, a los que se les delegaron los atributos malignos del demonio siendo entonces denominados peyorativamente como hechiceros; así, la palabra hechicería ha tenido resonancias negativas en los oídos populares mexicanos y latinoamericanos. El presente estudio nos acerca a la comprensión de la hechicería purhépecha desde el quehacer de sus practicantes reconocidos como curadores, adivinos, rezanderos y soñadores, facultades distintivas que connotan conocimientos, prácticas y poderes que los revisten de algún tipo de simbolismo, y que los coloca como intermediarios entre los diferentes órdenes del mundo en el que se escribe el devenir cotidiano.