Reseña:

Hace cincuenta años, mediante actos de violencia inaudita, el régimen político intentó cerrar el paso a las exigencias de una juventud que de manera pacífica pedía al gobierno de la época un diálogo directo: que demandaba su derecho a disentir y a transformar algunos de los rasgos más autoritarios de un régimen diseñado para evitar la crítica y la participación de los ciudadanos en la vida política del país. El 68 en Puebla y su Universidad aborda ampliamente los sucesos a partir de una mirada que abarca otros horizontes de lo ocurrido para la reflexión sobre el movimiento estudiantil más importante en México no se circunscriba solo a la Ciudad de México y a una institución educativa. Por eso revisa conflictos que lo antecedieron y los relaciona con otros movimientos sociales previos y posteriores a ese año. Con un sólido sustento documental, complementado con abundantes testimonios de estudiantes solidarios con ese movimiento, la doctora Tirado recrea el ambiente social, político y cultural de la época, particularmente en la ciudad de Puebla y en la Universidad Autónoma de Puebla. De esta manera describe una ciudad con profundas transformaciones económicas y demográficas; las prácticas y espacios de recreación juvenil; las formas en que el partido hegemónico resolvía sus propias contradicciones. Gracias a las voces de las y los universitarios de esa época nos enteramos qué leían, que veían y cómo fueron cambiando sus ideas durante el movimiento. Sus testimonios relatan no solo sus puntos de vista sobre la huelga sino las prácticas políticas y culturales de entonces, desde los famosos "paseo de los perros" o ritual de los "pelones" hasta la formación de brigadas de información que los vincularon directamente con los sectores populares de una ciudad que presumía de conservadora. En síntesis, este libro reconstruye una historia, no solo del movimiento estudiantil del 68 en Puebla sino de la vida pública de la ciudad, donde esos jóvenes transformaron espacios universitarios en un proceso que tuvo al edificio Carolino como el principal lugar para fraguar sus utopías.