Reseña:

Un titiritero que debe ensayar y un viejo actor que llega al hospital después de un infarto son los protagonistas de esta obra. De carne y hueso uno, de hule-espuma el otro, comparten las mismas preocupaciones: la vejez, la muerte, el sentido de la vida. Personajes entrañables que solos, bajo la luz de ensayo y frente al espejo, o en la cama y acompañados de un enfermero, cautivan y conmueven, haciéndonos olvidar que el titiritero sigue un guión y que el actor es sólo un muñeco. El ensayo del titiritero puede considerarse un trabajo híbrido entre el teatro y los títeres: el actor que interpreta a un titiritero que maneja un títere que a la vez interpreta a un actor. Juego de espejos y contrapuntos, la relación entre estos dos personajes se convierte en una espiral que nos sumerge en el proceso creativo del arte de los títeres y desemboca, irremediablemente, en la demostración de que éste no sólo no es un arte menor, sino que es capaz de expresar el rango completo de la experiencia humana.