Reseña:

Una de las aportaciones de esta obra analítica y de traducción de Julio Moguel es el lenguaje que nos es cercano a los hispanohablantes de Latinoamérica, particularmente de México. Ilustro lo que quiero decir con el primer parágrafo de "Los ojos de los pobres", uno de los 50 Pequeños poemas en prosa, de Charles Baudelaire. " iAh!, queréis saber por qué hoy os aborrezco. Más fácil os será comprenderlo, sin duda, que a mí explicároslo; porque sois, creo yo, el mejor ejemplo de impermeabilidad femenina que pueda encontrarse". No califico esa traducción, pero es evidente que la siguiente -de Julio Moguel- es más nuestra, más en nuestro castellano: "¿De modo que quieres saber por qué te odio ahora? Te será sin duda menos fácil comprenderlo que para mí explicártelo. Porque creo que eres el mejor ejemplo que pudiera existir sobre la impermeabilidad femenina". Pero este libro no es solo una traducción virtuosa, sino es también un sumergimiento en la obra del célebre poeta maldito. Con espíritu de gambusino o de pescador de perlas, Julio Moguel se sumerge en los Pequeños poemas en prosa y extrae el oro y las ostras para alimentar al devoto de la obra de Baudelaire o al que puede hacer su rito iniciático en ella. Quizá la mejor descripción del poemario la hizo el propio Baudelaire en su dedicatoria a Arsàne Hourssaye: ¿Quién de nosotros en sus días más ambiciosos, no ha soñado el milagro de una prosa poética, musical sin ritmo ni rima, blanda y delicada, y lo bastante sentida para adaptarse al movimiento lírico del alma, a las ondulaciones del fantaseo, a los sobresaltos de la conciencia? Pues bien, he aquí el sueño y el milagro materializados por Baudelaire y enriquecidos con la crítica de Julio Moguel, quien ayuda al lector a descifrar los arcanos y reconditeces de los Pequeños poemas en prosa, donde la calidad poética y literaria acompañan a cada uno de ellos y explican su notable influencia en el desarrollo de la poesía contemporánea, en particular la francesa.